La ciudad de Murree y sus colinas circundantes están considerados como la puerta del Himalaya, está situada a unos 2300 metros sobre el nivel del mar; y si, esa altura no es para llamarlas colinas sino montañas, de hecho en cualquier país del mundo serían montañas, pero como todo en esta vida es relativo y condicionado a las comparaciones más odiosas y estas montañas de más de dos mil metros de altura están a las puertas de los montes más altos del mundo, la cordillera del Karacolum, con ocho picos por encima de los ocho mil metros de altura, y claro, con esas comparaciones no hay quien pueda, ni cuerpo que lo aguante.
Murree fue en época de los británicos la ciudad residencial donde ellos pasaban los veranos, la razones porqué escogieron ese pueblo escondido entre montañas a las mismas puertas del Himalaya para pasar el estío eran por el clima tan benigno que posee esta zona en verano en contraposición al que por esas fechas hace en el resto de la zona de lo que por entonces era la India, unos cinco o seis meses se convierte en un verdadero infierno, con temperaturas agobiantes de más de 45º y una humedad por encima del 90%, que ríete tu ( me lo han puesto tan duro y tan negro que estoy acojonado pensando como voy a pasar el verano con esos calores).
Os tengo que contar que hoy no estaba programado este viaje, el previsto para hoy era ir a conocer Taxila, ciudad cuna del budismo mundial, con los restos más antiguos conocidos de esta religión y con las estatuas de Buda más antiguas del mundo y unos más que interesantes restos arqueológicos. Además, al principio no iba a ir solo pero interferencias varias de última hora me he dejado solo; y, como el buey solo bien se lame, y tenía unas ganas imperiosoas de ver Murree, he cambiado el recorrido hacia las montañas y me he ido como me pedía el cuerpo mucho mas lejos y dejo Taxila quizás para el próximo martes.
Hace poco me dice una persona la mar de interesante y culta que en todas las ciudades del mundo hay un hotel que se llama Embajador y que, por alguna razón que se le escapaba suelen ser de lo mas cutre y en Murree se me confirmó, solo que aquí no es de los más cutre, es uno mas del montón, aquí son todos parecidos.
Me piden dinero sin parar, antes siempre lo daba, ¿que es para uno unas monedas? Pero ahora no doy nada por las calles salvo excepciones, y menos a los niños, aprendí la lección; si se te ocurre dar algo olvídate de hacer otra cosa que estar rodeado de gente pidiéndote que no te dejan ni caminar, y si son niños fomentas que sus padres los tengan fuera de las escuelas buscando dinero, en su lugar prefiero colaborar con el Hospicio de San José en Rawalpindi, que lo llevan dos misioneras ya entradas en años que son dos personas maravillosas que se dejan la vida por los pobres y que algún día os contaré más detenidamente la labor tan inmensa que hacen aquí con las gentes abandonadas, algunos por sus propios parientes ...niños, impedidos, enfermos mentales, mujeres, ancianos... Os aseguro que os va impresionar, y mucho.
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