

Un día de pesca sin pescar nada, si acaso un mareo por el movimiento del barco con las olas y el olor de gasóleo, sin embargo el pasar la tarde con mi hijo en el mar me dejó un momento imborrable en la memoria, porque la ilusión y la esperanza de que todo iba a ir a mejor estaba ya en sus ojos.


Paseando por la playa una tarde vimos un pez espada recién pescado y Miguel al que siempre le ha gustado la pesca me dijo que quería embarcar al día siguiente a intentar atrapar un pez tan enorme como aquel, y allí nos fuimos...


Toda la tarde navegando, pero no pescamos nada; en fin, unas veces se gana y se consigue lo previsto, las menos; otras sencillamente ganamos otras cosas distintas, por ejemplo: conocemos gentes nuevas, nos tomamos unas cervezas y los pasamos bien :)

Nos despedimos hasta otra.

Y una idea si nos quedó prendida, hemos de volver, si, hemos de volver a la República Dominicana y lo volveremos a intentar...
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