Viajar es irse, fugarse, moverse siempre hacia adelante y de vez en cuando regresar para de nuevo volver a partir

lunes, 27 de octubre de 2008

Sauceda de Pinofranqueado

En el corazón de las Hurdes se encuentra uno de mis lugares preferidos en el mundo: Sauceda.



Es Sauceda un pequeño pueblo rodeado de un paisaje prístino, su entorno natural y las buenas gentes que lo habitan hacen de el un lugar en el que mi imaginación viaja a menudo; si, en el reina la paz y el sosiego, por sus caminos y bosques encuentro tranquilidad en el espíritu. El canto de las aves y pájaros, el murmullo de los arroyos y del río, el paso del viento por entre las hojas... son la banda sonora de un lugar en el aún es posible volver a ser persona.




lo mejor de viajar no es conocer los lugares, lo digo siempre, son las gentes que los habitan los que me interesan, son las almas las que dan riqueza y sentido a mis viajes.



Casa de un amigo.





Ya quedan pocos sitios en el que mantengan a los burros, la revolución de las máquinas se ha llevado a estos animales a la desaparición. Los burros adquirieron en los versos de Juan Ramón Jiménez la leyenda y la eternidad entre nubes de algodón.





Las Hurdes es tierra dura, si, muy dura, y en sus entrañas se engendran muchos y buenos poetas, siempre fruto del extremo, combatientes de la frontera, de lengua clara como el agua de sus manantiales, duros como las piedras que cubren de los caminos y que ruedan libres por el río. Son poetas que te escupen a la cara versos del dolor y de la vida, su vida, la dura vida y que queda reflejada en palabras escritas para la eternidad por gentes como Gabriel y Galán.





Alcornoques, quercus suber, árboles extraordinarios que dan cálido color al bosque extremeño.







El río Los Ángeles, verdadera arteria hídrica que surca entre los montes de la Sierra de Gata y que se convierte en el espejo en el que el cielo se mira en estas tierras olvidadas de los hombres y de Dios.











árbol del membrillo cuajado de frutos






Un lugar para pasear. Un lugar para la catarsis de las almas atormentadas por la vida moderna. Un lugar para el que aún queda una oportunidad si el desaprensivo y execrable empresario de Plasencia que todo el mundo conoce y que quema sus bosques cada poco para robar la madera a bajo precio ceja en el empeño de enriquecerse a costa de la vida y la hacienda de los buenas personas que habitan estos parajes; por mucho que tuviese un hermano político en otro lugares le hubiesen encerrado de por vida.







Se han encontrado pinturas rupestres, puro arte, de un valor que va más allá de lo que puedas imaginar.






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