Viajar es irse, fugarse, moverse siempre hacia adelante y de vez en cuando regresar para de nuevo volver a partir

miércoles, 14 de enero de 2009

República Dominicana I (Punta Cana)


 

El viajero aprende con el tiempo y la experiencias, a veces las lecciones nos vienen del cielo. Pensaba que hay lugares que son poco interesantes y que de hecho había relegado en la lista de prioridades para visitar y conocer... entre ellos: todos los focos de turismos de playa y sol; por ejemplo: el Caribe y La República Dominicana. Sin embargo el destino algunas veces nos depara sorpresas y nos muestra que el hombre hace planes pero que son los dioses dueños del tiempo los que disponen lo ha que ha de ocurrir. Esta es la historia de como el destino quiso que acabara en una playa turística -Punta Cana- y de como un viaje que presumía aburrido se convirtió en una gran experiencia y un gran viaje.







Mi hijo pequeño, mi querido hijo del alma había tenido un grave accidente de moto, rota la cadera en siete pedazos, las piernas y el alma hecha jirones llevaba tiempo postrado en la cama y en la silla de ruedas que uno empujaba con toda la tristeza del mundo, con todo el dolor e impotencia que solo un padre puede sentir cuando ve el sufrimiento de su propia carne.




Los periodos de recuperación se estaban alargando mucho y no se cumplían los planes previstos por los doctores, apenas era capaz de levantar de la silla y era incapaz de caminar con las muletas, el carácter se estaba agriando y el mal humor le hacía la vida aún más dura, entonces le dije en broma: "por qué no nos vamos tu y yo de vacaciones al Caribe y nos pasamos unos días al sol bebiendo ron, paseando bajo las palmeras y bailando con hermosas mulatas" ipsofacto le cambió el humor y nos pusimos a planear el viaje juntos y no sin dificultades conseguimos al final el viaje a la República Dominicana. Preparamos la silla de ruedas para llevar, pero entonces mi hijo dijo que no quería que nadie le viera en la silla allí y que solo llevaríamos las muletas con las que apenas era capaz de dar unos pasos. Me hice entonces a la idea de que apenas no moveríamos del la habitación y que estaríamsoo anclado al recinto del hotel, nada más lejos de la realidad...







Al principio así fue, solo podía estar en el agua o sentado en la hamaca, pero sacó fuerzas y luchó como un titan; avanzamos tanto que ante mi sorpresa enseguida comenzó a caminar con las muletas, no sin enormes dificultades, pero solo era el comienzo
.


Y poco apoco, paso a paso...





bajo las palmeras que no protegían del sol del Caribe, bebimos ron e iniciamos un gran viaje



del que guardo en mi corazón los mejores recuerdos...



Entonces aprendí una gran lección, que no hay lugar en el mundo en el que viajero no pueda encontrar su verdadero camino y la paz, que no hay lugar en el mundo más importante e interesante que aquel en el que uno se quita el sombrero y lo deja descansar junto a las personas que más quiere.




.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sinceramente nos ha encantado tu relato!

Anónimo dijo...

Me gustan tus relatos y tus fotos.

Proxy 53845 dijo...

Gracias a ambos